¿Qué es la Bayoneta?
Breve Historia del “periódico antinapoleónico de Tolosa”.
La Bayoneta, o el “periódico antinapoleónico de Tolosa”, fue diseñada a finales del verano de 2008 como un medio para difundir el rico patrimonio documental que el Archivo Municipal de esta localidad guarda sobre el episodio de las guerras napoleónicas que se desarrolla entre 1808 y 1813. Ese al que los ingleses llaman “Peninsular war” -“Guerra peninsular”- y los españoles denominan, desde mediados del siglo XIX, “Guerra de la Independencia”. El mismo, en cualquier caso, que, a juzgar por esa documentación, afectó a Tolosa de lleno y con una intensidad más que notable. Más o menos similar a la que pudieron sufrir, en distintas escalas, otras ciudades europeas como Jena, Austerlitz, Eylau, Wagram, Gerona, Zaragoza y un largo etcétera.
El control de la prensa escrita y su contenido es un asunto muy serio para el invasor napoleónico. Real Decreto de José I sobre esta cuestión, fechado en 24 de enero de 1809.
Entre las distintas alternativas que existían para llevar a cabo esta labor de difusión masiva de datos históricos, se optó, finalmente, por la reconstrucción de un periódico que, con ese título, la “Bayoneta o periódico antinapoleónico de Tolosa”, imitase el formato de las hojas de propaganda contra la invasión imperial francesa que fueron una de las armas fundamentales de esa campaña militar.
Es así como, a través del convenio que el Ayuntamiento de Tolosa mantiene con la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza, se encargó a la empresa de servicios culturales “Zehazten” la creación de ese formato aprovechando su experiencia previa con este tipo de instrumentos de difusión cultural. Los pasos que se siguieron desde ese momento fueron elaborar y fijar un diseño que imitase, en la forma y en el contenido, a las gacetas, mercurios, hojas de aviso... que ahora hace dos siglos corrieron por el mundo llevando noticias, o simples rumores y chismes, sobre lo que ocurría en esos momentos en los que Francia trataba de crear, por la fuerza de las armas, un imperio con el resto de los estados de Europa puestos a su entera disposición.
El resultado de esas gestiones fue una hoja tamaño DIN A-3 diseñada por Mikel Leoz con las características estéticas de la época, las del llamado Neoclasicismo. Sobre ese molde -por así llamarlo- se incorporaron tanto un texto extraído fundamentalmente de las actas municipales de esa época, como dos ilustraciones.
El texto plasma sólo hechos reales, conservados en la documentación, pero lo hace a través de una voz ficticia, la del llamado “Dueño de la Bayoneta”. El tono del discurso de ese personaje literario escogido para dar su forma final al contenido de la Bayoneta, procede, sin embargo, de un trasfondo real. No otro que el movimiento revolucionario liberal que en su día, agrupado en las Cortes de Cádiz en 1812, quiere aplicar los principios de 1789 por su propia cuenta y, por esa misma razón, decidió enfrentarse a las tropas napoleónicas a las que ve, y no sin razón, como traidoras a esos objetivos revolucionarios que ellas y su emperador utilizan como una tapadera para imponer sobre toda Europa una dictadura militar a beneficio de Napoleón, de su círculo personal inmediato y de la burguesía francesa que lo sostendrá hasta 1814.
Lo mismo ocurre con las imágenes que se han creado para la cabecera del periódico y para ilustrar el texto. En ellas también se ha tratado de plasmar, por medio de una ficción basada en la realidad de 1808-1813, el espíritu de esa época, en ropas, actitudes, instrumentos, etc... y, sobre todo, en el tono de sátira política con el que se las ha dotado. Tan abundante en las gacetas y panfletos usados, en esos años, como un arma más.
La columna de texto en euskera que se incorporó al que será a partir de ahora el formato final de la Bayoneta y sus sucesivos números, también ha obedecido a ese mismo principio de plasmar los hechos conservados en la documentación del archivo en un molde cortado a la moda de 1808. Se trata de una traducción del texto elaborado en castellano al dialecto “gipuzkera” más aproximado al que se habló en las calles de Tolosa en esas fechas, para así cumplir con la legislación actual sobre bilingüismo en toda las publicaciones oficiales pero desvirtuando lo menos posible la ilusión de ese halo de época con el que se ha procurado rodear a la Bayoneta. Esa imitación de hoja sediciosa de la guerra de 1808 a 1813 que pretende ser, tanto en el primer número ya publicado como en los próximos, un vehículo de difusión de hechos históricos probados y un puente tendido entre los comienzos del siglo XIX y nuestra época que, gracias a la magia de las cifras -“todo eso ocurrió hace ahora exactamente dos siglos”, nos decimos hoy- mira con curiosidad a aquel mundo difícil que se remonta apenas unas pocas generaciones atrás. El mismo del que surgió esta compleja realidad en la que hoy vivimos.
Esa y no otra es la, de momento, breve Historia de la Bayoneta. Un periódico que, con un retraso de dos siglos, tratará de contar, en euskera y castellano, las últimas noticias de lo que ocurrió en Tolosa entre 1808 y 1813, que, por otra parte, fue tanto o más que lo que le ocurrió a una Europa desgarrada por las ambiciones de un pequeño teniente de Artillería que había llegado a emperador de Francia. Genial estratega y también aficionado -ahora lo sabemos, entre otras cosas, gracias a la investigación activada por el proyecto de la Bayoneta- a pequeños hurtos como el de la vajilla de la familia Carrese. Un hecho que tuvo lugar en Tolosa en el otoño de 1808 y que nos ayuda a dibujar una línea más de ese rostro serio, de rasgos finos y algo pálido -como correspondía a un hombre que sufría del estomago- que acabó por convertirse en un mito que, reconozcámoslo, aún nos fascina. Tanto como aquella época de gloria militar para algunos/as y de sufrimientos, rabia y coraje que culminó en una difícil victoria para otros/as y que, esperamos, se irá plasmando, por lo que respecta a Tolosa, año a año, número a número, en la Bayoneta.
