5. Un abono de primera

Escucha: un abono de primera

Un fuerte viento derribó en 2016 el árbol más grande del parque, el roble americano que tienes caído delante. A lo largo del jardín encontrarás más ramas secas y troncos abandonados a propósito. ¿Para qué?, puedes pensar... se están pudriendo..., pues eso mismo es lo que se pretende, al pudrirse lentamente, se convierten en un abono perfecto para la tierra.

La brigada especial encargada de esta descomposición está formada principalmente por hongos e insectos. Las larvas de muchos escarabajos que perforan la madera se alimentan de la misma. Los hongos son capaces de descomponer las duras paredes que forman las células del árbol y ablandando la madera facilitan que musgos y líquenes puedan también crecer.

Los grandes agujeros se han convertido en refugio y escondite de mamíferos como el lirón y la musaraña, y la lagartija ha encontrado un lugar inmejorable para alimentarse de los invertebrados que viven en estos húmedos troncos. Este reciclaje del árbol depende del grado de humedad, de la temperatura, y del tipo de madera. Pueden pasar muchos años hasta que desaparezca por completo. Pero puede que, si vienes un par de veces al año y le sacas una foto a lo largo de tu vida, puedas observar esos cambios, y ¡hacer un Time laps para ver acelerado el proceso!

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